sábado, 27 de febrero de 2016

"NI PUEDO QUERERTE NI ECHARTE DE MENOS"


"NI PUEDO QUERERTE NI ECHARTE DE MENOS"

No puedo quererte porque no te tengo, pero tampoco puedo echarte de menos porque sigues aquí, no puedo abrazar a un fantasma, pero tampoco puedo empujarte una vez más lejos de mí.

No puedo ver tus ojos porque me vuelvo loco, pero no quiero cerrar los míos por si no los vuelvo a ver más, no puedo decirte que descanses sin que vaya acompañado de un te quiero, no puedo decirle te quiero a nadie más.

No puedo compartir mi colchón, porque tu y yo no lo hacíamos, un solo cuerpo éramos los dos. No puedo dejar de hacer cena para dos y es que en mi mano sólo entran nuestros fideos y en el vaso que uso, nuestro arroz.

No puedo comentar nada de la televisión, porque al mirar al lado izquierdo ya nunca encuentro tu expresión, esa que me decía, calla vida mía.

No puedo darme la vuelta en la cama porque se que no estarás detrás, para darme un achuchón, y susurrarme al oído, descansa cariño que para protegerte ya estoy yo.

No puedo ni siquiera no oír aquella maldita canción y recordarnos abrazados, bailando lento en el salón. No puedo dejar de ver tus caras cuando suelto una bobada, ahora sólo mi reflejo expresa una mueca de desilusión.

No puedo seguir con esta vida, pero no puedo abandonar la partida si hago caso al corazón, tal vez la razón me diga, que no volverás mi pelotilla. Pero no puedo decir jamás hoy me rindo yo.




miércoles, 24 de febrero de 2016

"EL PASTOR Y SU CORDERO"


"EL PASTOR Y SU CORDERO"

Andaba el buen pastor, descansando en lo alto de una colina, cuando una lágrima resbaló por su mejilla al contemplar el cielo estrellado. En esto que se le acercó su cordero preferido, al que le contaba todo.

Y le preguntó ¿Por qué lloras?, ¿acaso estás triste?.

El buen pastor miró a sus ojos suplicantes de una respuesta y dijo. No, tranquilo amigo mío, estas lágrimas que riegan la verde pradera, no son más que lágrimas de alegría y regocijo, pues conocí a una mujer especial, una mujer que me apoyó en todo, en lo bueno y en lo malo, una mujer que me cuidó, una mujer que daría todo lo que tiene, hasta su propia vida porque yo conservara la mía.

Una mujer que trabajó duro desde niña y que a día de hoy sigue trabajando, una mujer que ofrece su amor incondicional al que lo necesita, al que lo desprecia y al que lo añora.

Una mujer que cayó muy profundo y muy fuerte pero de la misma forma se levantó un día. Una mujer que es la última, siempre los demás van delante suyo, una mujer que será recordada y merecidamente durante generaciones.

El cordero apoyó su pata en el hombro del buen pastor y le dijo, quiero ser igual de afortunado que tu, quiero conocerla. ¿Esa mujer quien es?.

Amigo mío esa mujer es mi madre.

"SAN VALIENTIN"

"San Valientín"

Madrid 14 de Febrero del 2016.

Queridos lectores, ni vosotros habéis leído mal ni yo escribí incorrectamente este día dedicado a un tal cupido, un Robin Hood que en vez de manzanas dispara a corazones y que en vez de oro, roba amores.

Pero es así, hay que ser muy valiente para quedar a tomar una cerveza un día que durante nuestros cuatro años juntos nunca celebramos, porque nosotros nos amábamos todos los días.

Hay que ser muy valiente, para evitar estirar la mano y rozarte la punta de los dedos, aun estando desesperado en hacerlo, porque al echarte de mi vida pienso que no tengo ese derecho.

Hay que ser muy valiente para bajar del coche y despedirme, cuando lo que hubiera querido es tirarme la vida allí contigo.

Hay que ser muy valiente para no invitarte a mi cama y hacerte el amor hasta romper el maltrecho somier.

Hay que ser muy valiente para aceptar que no se cuando te volveré a ver, muy valiente para no recoger tus lagrimas, para no abrazarte más.

Hay que ser muy valiente para darte dos besos en vez de dejarte sin aire.

Hay que ser muy valiente para ser el cobarde en el que me he convertido y no arrancarme todavía la maldita flecha que me ata a ti.