Viernes 18 de Julio de 2008, en algún punto de Asturias.
Estoy de vuelta de uno de los viajes más importantes de mi vida, ha sido espectacular, que tierra más maravillosa, Asturias me he enamorado de tus playas, de tu verde, de tus montañas y de tu gente.
Que yo conozca solo aquí, puedes levantarte al amanecer en el último parking de los Lagos de Covadonga, subir a verlos, bajar recorrer la Ruta del Cares ida y vuelta, y comer un buen bocadillo de chorizo para recuperar fuerzas. Más tarde llegar al camping, montar la tienda y preguntar ¿A cuanto queda la playa?.
Después de escasos veinte minutos en coche, estaba disfrutando de un baño en sus gélidas aguas a pesar de estar en pleno verano, para a continuación acercarme a Llanes, dar un paseo por sus calles, tomar una cerveza tranquilamente en una terraza, comprar un Cd a un músico callejero que versionaba a los grandes del Rock, volver al camping disfrutando primero del bosque que me rodeaba y después de la sinuosa carretera, cena..., nada más y nada menos que chorizos a la sidra y fabada asturiana. y por fin descansar.
Descansar, con el cuerpo dentro de la tienda y la cabeza estratégicamente colocada fuera y la cremallera ceñida a la altura del cuello, la atmósfera creada en el habitáculo de mi tienda 3´ seconds del Decathlon, era irrespirable. Algo tendría que ver mi inocuo piscolabis.
Un día perfecto diría yo, me reencontré a mi mismo, vaya que si me reencontré, ese era el objetivo del viaje.
Viernes 18 de Julio de 2008, en algún punto de Madrid.
Una mirada de complicidad surgió de los ojos de ella, una tímida media sonrisa se dibujó en la boca de él, sus rostros se acercaban atraídos por una fuerza misteriosa, y así fue como se besaron por primera vez.
Su historia se había forjado durante la fiesta de San Fermín, estaban condenados a entenderse, ella había pasado por alto su relación actual, ni se acordaba, como me confeso días después el le hacía reír, quizá el tuviese menos problemas, me conocía en persona, pero no dejaba de ser eso solo un conocido.
Como no podía ser de otra forma, ese momento romántico acabó en la cama, desinhibidos por los efectos del alcohol y empujados por el morbo de lo prohibido, no escatimaron en caricias, besos y empujones.
Al día siguiente, no quedó en una anécdota, surgieron de su boca palabras, que eran nuestras. Gestos que eran nuestros, buenos días que ya no volverían.
Sábado 19 de Julio de 2008 en dos puntos de Madrid.
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